FEDERALISTAS DEL PAÍS VASCO ANTE EL DÍA DE EUROPA
Vitoria-Gasteiz, 8 de mayo de 2020
Quienes impulsaron la unidad política de Europa hace setenta años, tenían una ambición federal: propiciar ámbitos de interdependencia y colaboración entre los Estados europeos que fuesen creando “bases concretas de una federación europea indispensable para la preservación de la paz” (Declaración Schuman, 9 de mayo de 1950). En el horizonte se vislumbraba una mayor unidad política, económica y social asentada en los valores del Estado de Derecho. Las sombras y retos pendientes no pueden ocultar que la UE constituye en estos momentos una integración supranacional única, en el que su ciudadanía disfruta de mayor bienestar social y económico y calidad democrática, paz, libertad, seguridad y respeto a los derechos humanos.
Federalistas del País Vasco-Ef quiere celebrar este aniversario y la apertura de la Conferencia sobre el Futuro de Europa demandando proseguir ese camino europeo que refuerza la defensa de la democracia, la pluralidad y la tolerancia, la igualdad de hombres y mujeres, el respeto a la diversidad y a las minorías, la justicia, la solidaridad y el bienestar de sus gentes.
Necesitamos que Europa sea mucho más que un mercado interior y que se refuercen los instrumentos políticos y presupuestarios para mejorar la cohesión social y territorial y la calidad de vida de la ciudadanía. La solidaridad también se debe incorporar a los criterios de la gobernanza económica del euro. La eurozona debe completar la Unión Monetaria, avanzar progresivamente en la unión fiscal y en la supresión de los paraísos fiscales y dotarse de un presupuesto poderoso.
Necesitamos una creciente unión política asentada en una gobernanza multinivel, sobre la base de una cultura federal que proteja la autonomía, la lealtad y la cooperación a nivel local, regional, estatal y europeo. Proponemos una creciente federalización que incluya el funcionamiento del Eurogrupo, la política de inmigración, asilo y fronteras y la política exterior y de seguridad, en el que la mayoría cualificada –Estados y población- sea el eje de decisión.
La reforma institucional debe hacer del Parlamento y del Consejo un auténtico sistema parlamentario bicameral, al estilo federal, superando el desequilibrio institucional entre ellos. Y debe articularse adecuadamente la participación de los Parlamentos nacionales.
El camino recorrido era difícilmente imaginable hace siete décadas. Pero ese avance nunca ha estado tan en peligro. La vuelta atrás, a un reforzamiento de las soberanías nacionales, no supone ninguna solución, sino un agravamiento de los problemas. Nuestras generaciones tienen la tarea de proseguir la realización de esa obra inconclusa, reforzando la integración.
La pandemia del COVID-19 ha puesto a la Unión ante una situación difícil y desconocida, que afecta gravemente a la salud de las personas y al sistema económico, poniendo en serio riesgo el bienestar y la integración social y territorial y la propia estabilidad institucional. En una economía integrada como la europea solo una respuesta común permitirá afrontar una situación tan crítica con posibilidades de éxito. Es indispensable un plan netamente europeo, con un presupuesto a la altura e instrumentos comunes de deuda que salvaguarden la integración territorial y social y el bienestar de la ciudadanía europea en su conjunto. Hace setenta años, la integración permitió enfrentarse con éxito a la devastación sufrida. Hoy es necesario proseguir en esa tarea para afrontar con éxito los efectos de la pandemia.