Luis Miguel Pariza- 07.05.2020
Todos los días 9 de mayo se celebra el día de Europa, es un día festivo en las Instituciones de la Unión Europea. Conmemora aquél 9 de mayo de 1950 cuando en Paris, el entonces Ministro de asuntos exteriores de Francia, Robert Schuman presentó la famosa Declaración que está en el origen de la integración europea.
Marco evolutivo
La declaración fue una iniciativa de Jean Monet, ministro de la modernización y el equipamiento en la Francia de postguerra. Schuman consiguió el apoyo del Canciller de Alemania, Konrard Adenauer, y el respaldo del Consejo de ministros de Francia. Posteriormente se informó a los gobiernos de Reino Unido, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo.
Meses después, el 18 de abril de 1951, se firma el Tratado de París por el que se pone en marcha la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) que firmaron Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo e Italia. Para gestionar este Tratado se crea las primeras Instituciones comunes europeas: la Alta Autoridad que fue la antecesora de la Comisión Europea, una Asamblea Parlamentaria, un Consejo de Ministros, un Tribunal de Justicia, y un Comité Consultivo con los interlocutores sociales. Los promotores de la CECA afirmaban que era la primera etapa en la vía que conduciría a una “federación europea”.
La llamada declaración de Schuman contenía dos grandes objetivos: Que en el futuro los europeos vivan en paz de manera duradera y que se ponga en marcha un sistema estable de solidaridad entre los Estados europeos. “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto. Se hará gracias a las realizaciones concretas que creen en primer lugar, una solidaridad de hecho”.
Desde entonces han pasado muchas cosas. La CECA fue solamente el germen.
Con los Tratados de Roma en 1957 se constituyeron las Comunidades Europeas (CEE) y la Comunidad Económica de la energía atómica (EURATOM). Se estableció un mercado común sin aduanas interiores y con aranceles comunes hacia el exterior; se puso en marcha la política común de comercio, de transportes y la agrícola; Se creó el Fondo Social Europeo; y el Banco Europeo de Inversiones…
A diferencia de la CECA, estos Tratados tenían una duración ilimitada, y por lo tanto se convirtieron en instrumentos jurídicos de carácter casi constitucional. Con la CEE se establecieron las cuatro libertades: circulación de mercancías, personas, capitales y servicios. En los preámbulos del Tratado se afirmaba “la necesidad de implicar a los Estados europeos en la construcción de un destino común”.
En 1970, el Tratado de Luxemburgo, otorgó al Parlamento Europeo algunas competencias presupuestarias después que se creara un sistema de recursos propios de la Comunidad más allá de las contribuciones de los Estados miembros.
En 1973 tuvo lugar la adhesión del Reino Unido, Dinamarca e Irlanda. Noruega rechazó la entrada en referéndum.
En 1975 con el Tratado de Bruselas se creó el Tribunal de Cuentas.
En 1976 se otorgó al Parlamento Europeo una nueva legitimidad: la elección de los diputados mediante sufragio general directo.
En 1981 se incorpora Grecia; España y Portugal en 1986
Durante esos años no se logró un acuerdo para profundizar en una unidad política de tipo federal; pero se reforzó el papel político de las reuniones de Jefes de Estado y de Gobierno “el Consejo Europeo” para los asuntos de la cooperación política.
Durante la década de 1970 empezaron los debates sobre la convergencia de las políticas económicas y fiscales. En 1978 se creó el Sistema Monetario Europeo poniendo en marcha una unidad de cuenta común, el ECU. El Reino Unido no quiso participar.
En 1984 el Parlamento europeo aprobó un proyecto (propuesta Spinelli) para una Constitución federal de Europa que fue rechazada por los Estados miembros.
En 1986 entra en vigor el Acta Única, que es la primera gran modificación de los Tratados de Roma. Se amplían notablemente las competencias de la Unión: culminar el mercado interior y algunas competencias en: política monetaria, política social, cohesión económica y social, investigación, medio ambiente y cooperación en política exterior. Se mejoró parcialmente el sistema de toma de decisiones en el Consejo: la mayoría cualificada sustituya a la unanimidad en algunos asuntos. También se reforzó el papel legislativo del Parlamento.
En 1993 entre en vigor el Tratado de Maastrcht, que creó una Unión Europea basada en tres pilares: Las comunidades Europeas para gestionar las amplias competencias de la UE; la política exterior y de seguridad; y la cooperación en los ámbitos de justicia e interior. Estos dos últimos pilares las competencias de las Instituciones son muy limitadas, pues se establece solamente un sistema de cooperación intergubernamental.
Se crea un marco institucional único: Consejo, Parlamento, Comisión, Tribunal de Justicia, y T de Cuentas; y dos Instituciones consultivas el Comité Económico y Social y el Comité de las Regiones. Se puso en marcha un Sistema Europeo de Bancos Centrales y un Banco Central Europeo.
En 1995 se incorporan a la UE, Austria, Finlandia y Suecia.
En 1999, con el Tratado de Ámsterdam, se dio un nuevo paso en la ampliación de las competencias de la UE, como algunos aspectos de políticas de empleo y política social. También se incorpora a la política comunitaria asuntos que estaban en el tercer pilar como: inmigración, asilo, fronteras, la cooperación judicial en materia civil y la los acuerdos de Schengen (que es un Tratado internacional). Se incrementan las competencias políticas, legislativas y presupuestarias del Parlamento Europeo, que pasa a ser colegislador en pié de igualdad con el Consejo.
También en el Tratado se permite la puesta en marcha de la llamada Cooperación Reforzada para que un grupo de Estados miembros puedan recurrir a las Instituciones Europeas para la puesta en marcha de políticas comunes que quieren compartir. Este instrumento se añadió a las disposiciones específicas como el desarrollo de la Unión Económica y Monetaria, la creación de un espacio de libertad, seguridad y justicia, y la integración de Schengen. Los ámbitos para la cooperación reforzada son los del antiguo tercer pilar y en otros que no sean de competencia exclusiva de la UE.
En 2003 entró en vigor el Tratado de Niza que tenía como objetivo adaptar le UE para las ampliaciones previstas por parte de Estados de Europa Central y Oriental que se produjeron entre 2004 y 2007. Es un Tratado que tan solo se refiere a las modificaciones de las Instituciones que no se pudieron acordar en Maastricht: nuevo sistema de ponderación de voto en el Consejo (doble mayoría: votos y población); nueva distribución de los escaños del Parlamento; una cooperación reforzada más flexible; la evaluación y control sobre los valores y derechos fundamentales de la UE; y el refuerzo del sistema del Tribunal de Justicia de la UE. Quiero destacar que aunque se proclamó una Carta de los Derechos Fundamentales, no fué vinculante.
En el año 2004 se incorporan a la UE Chipre, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.
En 2007 se incorporan Bulgaria y Rumanía, y en 2013 Croacia.
En el marco de la aprobación de Tratado de Niza, el Consejo Europeo de Laeken en 2001 decidió organizar una Convención para el debate sobre el futuro de Europa, con los siguientes objetivos: mayor grado de democracia, transparencia y eficacia; y la elaboración de una Constitución para los ciudadanos europeos. La convención estuvo presidida por Valéry Giscard d´Estaing. La Convención trabajó durante los años 2002 y 2003, y elaboró un texto que se convirtió en el proyecto de Tratado Constitucional para Europa.
El Tratado Constitucional fue aprobado por la mayor parte de los Estados miembros, en algunos en referéndum como en España, pero fue rechazada en los refermdum de Francia y de los Países Bajos. La naturaleza constituyente del Tratado y los nuevos instrumentos políticos que contenía se perdieron.
Pero para recuperar los aspectos que se consideraban imprescindibles se pusieron en marcha los trabajos preparatorios para elaborar el nuevo Tratado, que se firmó en Lisboa que entró en vigor en 2009. Es el Tratado que está en vigor en la actualidad.
El Tratado de Lisboa introduce numerosos cambios en el funcionamiento de las Instituciones y en algunas políticas de la UE, recuperando gran parte del Tratado Constitucional. Se definen mejor las competencias de la Unión: competencias exclusivas en los que solo la Unión puede legislar y no los Estados; competencias compartidas con los Estados; competencia de apoyo a los Estados miembros.
La Unión ya tiene personalidad jurídica propia y puede firmar acuerdos internacionales. También por primera vez se establece en el artículo 50 el procedimiento de salida que el Reino Unido ha utilizado en el Brexit.
Los asuntos de justicia e interior abandonan el ámbito intergubernamental y se incorporan al procedimiento ordinario (mayoría cualificada en el Consejo y codecisión del Parlamento) aunque los Estados miembros mantienen la llave para inmigración, asilo y cooperación judicial. El Artículo 6 atribuye a la Carta de los Derechos Fundamentales carácter jurídicamente vinculante.
El Parlamento Europeo aumenta sus poderes legislativos en más de 40 ámbitos. El Parlamento también elige al Presidente de la Comisión a propuesta del Consejo.
El Consejo Europeo es reconocido formalmente como Institución de la Unión y tendrá una Presidencia permanente, poniendo fin a las Presidencias semestrales. El Consejo nombra al Alto Representante de la Unión para asuntos exteriores y de seguridad, que a su vez es vicepresidente de la Comisión.
Con los instrumentos del Tratado de Lisboa, la Unión ha tenido que hacer frente a grandes desafíos. Y lo ha hecho con muchísimas dificultades. La gestión de la crisis financiera no fue la adecuada (la eurozona no tiene un procedimiento claro de gobernanza) y se incrementaron los problemas económicos y sociales en varios Estados miembros del sur de Europa. La solidaridad saltó por los aires.
El incumplimiento por parte de varios gobiernos de sus obligaciones para con los solicitantes de asilo y la falta de solidaridad entre los Estados miembros, suponen un borrón muy negativo de la Unión ante los ciudadanos y ante la comunidad internacional. Las Instituciones de la Unión no fueron capaces de obligar a los Estados miembros para que aceptaran los sistemas de reparto.
En algunos Estados miembros de Europa central se está adoptando decisiones en materia de vulneración del Estado de Derecho y de los derechos fundamentales que no son compatibles con los valores y principios de la UE. También en varios Estados miembros el auge de los partidos populistas y de extrema derecha suponen una seria amenaza para la Unión y ya están contaminando tanto las agendas políticas de los gobiernos como de la agenda de la Unión.
El Reino Unido se ha ido de la Unión y está pendiente de la negociación de un difícil acuerdo de asociación. La Pandemia del COVID 19 está ocasionando nuevos desafíos y ponen de manifiesto la falta de solidaridad y graves problemas de coordinación en la Unión.
9 de mayo de 2020
El pasado mes de diciembre la Comisión y el Parlamento Europeo decidieron convocar una Conferencia sobre el Futuro de Europa que se pondrá en marcha el 9 de mayo de 2020 en la ciudad de Dubrovnik en el marco de la Presidencia europea que durante este semestre desempeña Croacia. Está previsto que los trabajos de la Conferencia duren dos años. La Conferencia es un instrumento para que los ciudadanos europeos participemos en los debates sobre la Europa del futuro.
La Comisión Europea ha aprobado el pasado 22 de enero su contribución inicial a los trabajos anunciando sus propuestas que las agrupa en los siguientes objetivos: cambio climático y retos medioambientales; una economía al servicio de las personas; justicia social; igualdad; transformación digital; más papel de la Unión en el mundo y la consolidación de los fundamentos democráticos. También propone hablar del papel de los cabezas de lista de los grupos para presidir la Comisión y de las posibles listas transnacionales al Parlamento europeo.
El Parlamento es algo más ambicioso y propone que entre las conclusiones de la Conferencia se incluya la puesta en marcha de nuevos mecanismos de participación ciudadana y la modificación de los Tratados.
Como podemos comprobar se va a abrir el juego para el debate político y vemos que la ambición de los convocantes, Parlamento y Comisión, es pequeña. Es muy importante que los movimientos políticos y las organizaciones de la sociedad civil de los ciudadanos europeos hagamos llegar nuestras propuestas y que trasmitamos nuestras ambiciones a las Instituciones Europeas.